Dejar responsabilidades para otro día termina por perjudicar tu productividad en la universidad y el trabajo.
Un mal hábito que se ha extendido en los últimos años es la procrastinación. Posponer las tareas o trabajos para otro día solo hace que se acumule. Finalmente, las tareas que realizamos se vuelven pesadas y terminan mal hechas por procrastinar.
Si reconoces que pasas por esto, aquí te damos unos pasos sencillos a realizar:
- Da un pequeño primer paso. Lo primero es ver cuál es la tarea a realizar. Primero comienza con 5 minutos antes de dejarlo. Así vencerás la resistencia al trabajo y te darás cuenta que pronto terminarás la tarea sin mayores complicaciones.
- Establece una rutina. Si haces las tareas en cierto horario o dedicas un tiempo concreto como 30 minutos para avanzar lecturas todos los días, en unas semanas ya será un hábito que simplificará tu vida.
- Haz un seguimiento de tu tiempo. Lleva una agenda en la cual detalles las tareas que realizas día a día y cuánto tiempo inviertes en cada una. Así puedes darte cuenta si puedes acabar un trabajo en menor tiempo.
- Gestiona tu energía. Si estás de mal humor, es casi seguro que te dediques a procrastinar. Por ello es bueno saber descansar lo suficiente, comer adecuadamente y distraerse moderadamente. Con la mente fresca podrás enfrentarte mejor a los trabajos.
- Divide el trabajo en tareas pequeñas y concretas. Si ves un proyecto grande, lo más seguro es que no quieras avanzar y lo dejes para después. Haz mejor una lista de tareas pequeñas para poder conseguir el objetivo mayor.
- Establece una recompensa cuando termines una tarea. Piensa en algún premio que puedas obtener cuando termines ese trabajo tan pesado. Cada uno sabe qué podría usar como recompensa.
- Evita las distracciones. Deja de lado el smartphone, desactiva las notificaciones o ponlo en modo avión. Si tienes distracciones en tu campo de visión, jamás llegarás a terminar las tareas.