Se trata de incorporar a tu rutina hábitos que te ayudarán a gestionar tu desempeño académico y potenciar la adquisición de conocimientos y competencias. Dándote un tiempo para planificar, organizar y sobre todo cumplir con disciplina tus diferentes actividades, muy pronto empezarás a notar los beneficios que obtienes.

• Elabora una lista de prioridades. Es conveniente que establezcas un listado de aquellas tareas que no puedes pasar por alto en función a tu objetivo principal, que es formarte para ser un profesional competitivo.
• Llega temprano. La puntualidad es una virtud que tendrá impacto positivo en tu reputación personal y profesional. Pero, además, siendo puntual demostrarás consideración por otras personas.
• Aprovecha cada minuto de tus clases. Es en la dinámica propia del aula en que podrás hacer todas las preguntas que necesites, intercambiar opiniones y despejar las dudas que puedas tener. Por ello, no dejes de asistir a clases con tu mejor disposición.
• Investiga sobre los temas tratados por tus docentes. Es un buen hábito que complementará lo realizado en clase y te ayudará a tener un mayor dominio de tus materias.
• Procura seguir una dieta saludable. Estudios médicos han comprobado que una alimentación nutritiva y equilibrada contribuye a mejorar el rendimiento académico. Del mismo modo, hay alimentos que tienden a interferir en las actividades mentales.
• Participa de actividades extracurriculares. Este es igualmente otro hábito que complementará tus conocimientos y te dará perspectivas novedosas sobre tu carrera. Ya sea que se trate de conferencias, coloquios o talleres, todo ello representa un “upgrade” en tu condición de estudiante.

Hoy estás más cerca de alcanzar tus sueños. Mantén el compromiso con tus estudios para convertirte en un profesional de éxito.