En 1954, la ONU recomendó establecer una fecha para fomentar y promover el bienestar de los niños y niñas, a través de actividades sociales y culturales. Esto debido a los estragos que sufrieron los niños durante la Primera Guerra Mundial.

El Día del Niño tiene como fin, recordar la vulnerabilidad de nuestros infantes, ya que suelen ser los que más sufren antes las crisis, los problemas del mundo y las decisiones de los adultos.

A nivel mundial, Unicef declaró que el 20 de noviembre de cada año, como la fecha central del “Día Universal del Niño” e invitó a cada país a elegir sus propias fechas.

En el caso de Perú, se destinó el tercer domingo de agosto para la celebración del Día del Niño, iniciando desde el 2002, fecha en la que el Congreso de la República lo hizo oficial.

Si bien, esta fecha nos recuerda que nuestra labor como adultos es proteger a nuestros niños, también nos recuerda que debemos velar por su futuro y ayudarlos a generar un futuro profesional exitoso.

¿Qué quieres ser de grande?

Esta es una de las preguntas más comunes de nuestra infancia y que, actualmente, seguimos preguntándole a nuestros niños.

Pero, ¿qué hay detrás de esta pregunta? Generalmente, solo a partir de la última etapa escolar, empezamos a orientar a los jóvenes sobre carreras profesionales y futuro laboral, pero estos temas no deberían evitarse en etapas tempranas.

Los niños pueden empezar a conocer las diferentes opciones en carreras profesionales que pueden encontrar en su país, además de relacionarse con ellas, con el fin de que puedan descubrir una vocación y familiarizarse cada más con el mundo profesional y la importancia de sus funciones.

Actualmente, diferentes instituciones universitarias e institutos de educación técnica han ideado planes de estudio dirigidos a niños y adolescentes, desde los 6 años de edad, durante el verano, con el fin de que estos descubran nuevas herramientas tecnológicas y campos profesionales con lo que tengan afinidad. 

Estas prácticas pueden generar que en un futuro existan menos jóvenes con perfiles como: indecisos sobre su futuro profesional, estudiando carreras que luego descubren que no eran las indicadas para ellos o finalmente formando parte de los llamados NINIS (ni estudian ni trabajan).

Considerando los beneficios de una temprano orientación vocacional, una buena práctica en nuestra labor como protectores de nuestros niños, será mantenerlos informados y motivados por lograr un futuro laboral exitoso y que, sobre todo, los haga sentir felices con lo que hacen.

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