La metodología Kaizen tiene su origen en Japón y, básicamente, se refiere a la mejora continua. Es decir, actuar para eliminar las ineficiencias y así conseguir progresar día a día. 

Su correcta aplicación en las actividades de las personas ayudará a que estas no pierdan la motivación ni se rindan antes de tiempo. 

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La propuesta recita que a partir de cambios constantes se podrán generar otros más grandes, los cuales se verán reflejados en el largo plazo al sumar los esfuerzos del corto. Lo importante será ir de a pocos, pero con paso firme, constancia y persistencia. 

En la siguiente nota te mostraremos cómo realizar este sistema de continuo desarrollo:

1. Planear: en primera instancia deberás definir el plan y los objetivos a seguir durante el proceso. 
2. Hacer: es el momento en el que debes tener claro qué acciones tomar para alcanzar esa disciplina que apoye la ruta trazada anteriormente.
3. Verificar: hay que medir, analizar y validar de forma diaria, semanal y mensual lo que funcionó y lo que no está funcionando. ¡Hay que sincerarse!
4. Actuar: aquí se realizan las modificaciones correspondientes para corregir y mejorar el sistema, de forma que se mantenga constantemente actualizado. 

¡Enfócate en pequeños objetivos y no olvides recompensarte! 

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