Lo primero que necesitas es revisar las normas de tu universidad relacionadas al trabajo de investigación o tesis, puesto que hay algunas que restringen los temas dando un listado y otras que dejan el tema libre, pero, aunque tengas un catálogo cerrado de temas, si tienes una idea relacionada y lo argumentas con tu tutor, normalmente no habrá problemas en que te salgas un poco de las líneas.

Elige entre los temas relacionados con tu carrera, porque el jurado que va a evaluarte sabrá mucho de los temas relacionados a tu investigación y son ellos los que ponen las notas. Aun así, si lo hablas con tu tutor y puedes encontrar un buen asesoramiento, siempre puedes usar tu creatividad para orientar el tema hacia el campo que más te interese.

Lo importante es que el tema de tu investigación te apasione. Vas a invertir cientos de horas en hacerlo y puede suponer una futura orientación laboral, así que no te pongas a trabajar sobre algo que ni te va ni te viene o que directamente no te gusta. 

Revisa trabajos de otros años, habla con tus compañeros y diferénciate. No hagas lo mismo que los demás o enfócalo de otra manera. Si quieres destacar, tendrás que innovar y no irte por lo fácil.

Una vez que tengas unos cuantos temas en mente tendrás que ver qué tipo de investigación vas a querer realizar, si será una comparación bibliográfica o vas a hacer tu propio estudio científico. Recuerda siempre la extensión de tu trabajo y el cálculo realista de horas que podrás dedicarle, para que, cuando te decidas por una u otra opción (o por una mezcla de ambas), puedas valorar los recursos de los que dispondrás y así decantarte por un tema o por otro.

Habla con tus compañeros, amigos, familiares y tu tutor. Hazles un breve resumen de los temas finalistas y escucha sus consejos. Si lo que te dicen se ajusta a tus preferencias, ya tienes tema. Y si lo que te dicen no se ajusta a lo que te está diciendo tu corazón, ya tienes tema. ¡Suerte!