Publicado, 05-03-2020
Ingresar a la universidad es un camino que, por motivos diversos, le cuesta a algunas personas más que a otras. La presión social, familiar y preocupaciones personales se instauran generando inseguridades en el alumno que no consigue con su vacante con rapidez. Sin embargo, ¡cada quien tiene su tiempo! Por eso, si no la hiciste a la primera, evalúa las siguientes opciones:
1. Autocrítica: el primer paso es revisar y hacer una radiografía de tu proceso antes y durante el examen. Identificar tus fallas y aciertos te hará reconocer cómo y en qué partes de la prueba debes enfocarte más. Quizá fueron los nervios o el temor a fallar. Lo cierto es que la única manera de mejorar radica en analizar los procesos y sincerarte.
2. Posibilidades: considera otras universidades: no te cierres en una sola opción. Está bien tener un deseo profundo por ingresar a la institución escogida desde el inicio, pero no por eso vas a cegarte. ¡Si la situación lo demanda, es válido cambiar el rumbo!
3. Cero negativo: las caídas son duras, sí. Pero no hay nada como levantarse y demostrarle al mundo de lo que tu potencial es capaz. Deja de envenenarte la cabeza con comentarios de personas que no valoran lo que cuesta un ingreso. En cambio, piensa en positivo y rodéate de aquellas que confían plenamente en ti.
¡Todos merecemos darnos una segunda oportunidad!