Aunque muchos prefieren la calma y la estabilidad en sus lugares de trabajos, existen algunas situaciones en las cuales es mejor arriesgar.
Cuando vamos creciendo en nuestra vida profesional vamos tomando riesgos para poder crecer. Es normal tener miedo, todos deseamos estabilidad y seguridad pero hay ocasiones en las que es imperante arriesgarse. Estas son:
- Si algo en el trabajo va en contra de tu código de ética. Sin lugar a dudas, como profesionales y como personas deberíamos tener una gran reputación. Lamentablemente hay ocasiones en que compañeros o superiores te pedirán "ignorar" ciertos elementos que van contra tu ética. No lo dudes, renuncia, nunca puedes poner en duda tus valores personales en beneficio económico.
- Cuando has ahorrado lo suficiente para optar por otra alternativa. Siempre debemos apuntar a buscar nuestro trabajo ideal. Y muchas veces esto implica renunciar a nuestro trabajo actual. Considera tener una base económica holgada para poder sustentarte hasta que tengas nuevamente un ingreso.
- Cuando no hay posibilidad alguna de ascender. Si sientes que has llegado a un techo en tu trabajo actual y que no hay opción ha cambiar o de ascender, es hora de pensar en renunciar. Siempre debemos buscar el constante aprendizaje y la posibilidad de superarnos profesionalmente.
Tomar riesgos es una parte esencial de nuestro crecimiento profesional, así que no temas, calcula los posibles escenario y arriésgate.