Estudiar es una práctica que requiere cierto nivel de concentración y mucha disciplina. Cuando nos comprometemos con las lecturas, la retención de información se prolonga por más tiempo. Hacerlo de una forma correcta alimentará tu conocimiento. Aquí te presentamos unas sugerencias:
1. Propias palabras: usa tus términos para explicar mejor lo leído. ¡No memorices! Interioriza y traduce la información en tu lenguaje. Aplícalo también al querer enseñarle a tus amigos. Mientras más lo repitas a tu estilo y con tus modismos, más grabado se quedará.
2. Ejemplos: busca ejemplos que puedan explicar la materia en mención o créalos en base a tu experiencia. Referirse a situaciones o supuestos —que a priori parecen elementos vacíos— sirven porque resultan más familiares.
3. Conectar: la mejor forma de asimilar información es compararla con otra que ya exista o hayas estudiado. Esto te permitirá agarrarte de otros argumentos y contrastar distintos puntos de vista que te nutrirán de conocimiento y ampliarán tus puntos de vista. ¡Las lecciones hablan entre sí!
Si estudias de esta forma, la retención de información no será pasajera. ¡Inténtalo!