1. Retraso: no dejes pendiente las responsabilidades que te encarguen tus jefes. Si bien el tiempo se amplía al no tener que transportarte de un lugar a otro, no cumplir con las exigencias del día supone hacerse espacio en otro momento. ¡Avanza a tiempo y evita el estrés! 
2. Contacto limitado: el no poder realizar conversaciones presenciales puede llegar a complicar el trabajo. Sin embargo, el equipo deberá adaptarse a las herramientas digitales. De no hacerlo, podrían poner en riesgo los objetivos de la empresa. ¡No descuides la comunicación! 
3. Sin horario fijo: cumple con el horario establecido desde el principio. No corras el riesgo de hacerlo “flexible”: solo te estarás engañando. Prioriza tus horas laborales según la rutina. ¡Lograrás ser más organizado!

¡Que el compromiso no se rompa en casa!