A veces sucede que no llegamos a cumplir las expectativas de nuestro grupo de trabajo. Esto puede ocurrir por muchos factores, entre ellos el tiempo o la falta de organización. 

Aunque hay situaciones que parecen entendibles, eso no es suficiente para eludir la responsabilidad del caso. ¡Darle importancia a los fallos es la manera correcta de aterrizar acciones para no volverlas a repetir!

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Si has sentido que no diste el 100% de ti en tus encargos, o lo que presentaste terminó por perjudicar a tu equipo, está bien pedir disculpas. 

A continuación te daremos algunos tips para que afrontes con valentía este tipo de situaciones: 

1. Ordena tus ideas: reflexiona sobre lo sucedido y piensa en aquello que puedes decir. Esto te ayudará a identificar la magnitud y, por ende, la forma de abordar el tema. 
2. Usa tu voz: es preferible emplear la voz en vez del texto escrito. Aquello resulta mucho más sincero y, además, permite explayarte con claridad. 
3. No te victimices: el perdón debe nacerte, no hacerlo por compromiso. Asimismo, es recomendable abandonar cualquier discurso que disminuya el impacto de nuestras actitudes. ¡Si te equivocaste, acepta y sigue! 

¡Toma impulso y exprésate! 

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